Uno de los grandes mitos en la era de Internet, es creer que las empresas son tan dinámicas que no es necesario planificar las acciones a tomar, ni siquiera las más mínimas. ¡Todo lo contrario!
Sin importar el rubro donde se encuentre, una empresa siempre debe planificar sus acciones, ya que es la mejor forma de lograr productividad y evitar costos innecesarios.La mayoría de las veces, estos costos son imperceptibles. Por ejemplo, las horas asociadas a rehacer el trabajo varias veces por errores de comunicación y malentendidos, que de haber planificado antes no hubieran ocurrido. Lo mismo se paga caro el costo de reuniones sin sentido, esas horas cuestan y tienen un efecto negativo sobre la calidad y los tiempos de la organización.
Muchos responsables de proyectos sienten un temor desmedido por la palabra planificar, piensan que planificar es sentarse varias semanas y debatir en reuniones interminables. Sin embargo, con el sólo hecho de reunirse unos minutos con una pizarra como herramienta, alcanza y sobra. Los resultados se notan. Nada es mejor que una decisión tomada en base a un análisis previo, sin caprichos. Por último, evitar las fatídicas frases del tipo “Hay que hacerlo así porque me gusta”.
Los invito a probar esto: antes de tomar una decisión, por más pequeña que sea, dediquen cinco minutos al análisis, integrando en éste a los protagonistas de la tarea, dejando de lado la soberbia y el “sabelotodismo”.
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